Cuando la videovigilancia con IA protege la libertad de prensa
La libertad de prensa es uno de los pilares fundamentales de nuestra democracia. Es el fundamento sobre el que se sostiene una sociedad libre. Los periodistas sacan a la luz irregularidades, investigan bajo una gran presión de tiempo y suelen ser los primeros en llegar al lugar cuando las situaciones políticas, económicas o sociales se intensifican. Sostienen un espejo frente a los poderosos. Día tras día, a menudo con un gran compromiso personal. Cuando la videovigilancia con IA protege la libertad de prensa, no se trata de control, sino de protección — de crear espacios de trabajo seguros para los profesionales de los medios, de generar confianza y de preservar los valores democráticos. Este artículo analiza cómo la videovigilancia con IA moderna y conforme a la protección de datos puede contribuir de manera concreta a proteger las redacciones, a los periodistas y la libertad informativa — sin invadir la privacidad de las personas no implicadas. Mostramos cómo los sistemas inteligentes pueden ayudar a detectar amenazas de forma temprana y a reforzar de manera práctica la protección de los valores democráticos fundamentales. Y queremos ayudar a aclarar los malentendidos sobre tecnologías como el reconocimiento facial y el reconocimiento de matrículas.
Situación actual de las amenazas a los medios de comunicación y a los periodistas en Europa (con enfoque en Alemania)
Las cifras hablan por sí solas, y usted lo sabe por su propia experiencia diaria: los periodistas y las redacciones son cada vez más objeto de ataques. Mientras que en 2015 se documentaron 39 ataques, la cifra descendió inicialmente a un mínimo de 13 incidentes en 2019. Pero desde entonces, la situación ha cambiado drásticamente. En 2022, la cifra alcanzó un triste récord con 103 ataques. Tras un breve descenso en 2023 a 41 casos, los incidentes volvieron a aumentar considerablemente en 2024. 89 ataques documentados — más del doble que el año anterior.
Detrás de estas cifras no hay estadísticas anónimas, sino amenazas reales para personas que realizan su trabajo cada día. ¡Su trabajo! Cada vez con más frecuencia, los periodistas se ven sometidos a presión: son acosados durante sus coberturas, filmados deliberadamente o difamados en Internet. Los edificios de las redacciones se convierten en el centro de manifestaciones, bloqueos y acciones coordinadas. Los ataques con pintura, las amenazas y los intentos de intimidación ya no son algo inusual. Y las situaciones de tensión se trasladan cada vez más a lugares donde la seguridad debería ser algo obvio: justo frente a las entradas y en los terrenos de las redacciones y emisoras.
Incluso más allá de las fronteras nacionales, se perfila una imagen preocupante. En toda Europa, el clima para los periodistas se está volviendo notablemente más hostil. En 2024 se registraron un total de 1.548 violaciones de la libertad de prensa en 35 países europeos, frente a 1.153 casos en 2023. Detrás de estas cifras hay 266 ataques físicos con 117 heridos y una víctima mortal, así como 359 ataques digitales que van desde amenazas en línea y piratería informática hasta ataques DDoS. Resulta especialmente alarmante el aumento de las agresiones durante las manifestaciones. Los observatorios a nivel de la UE registraron 271 ataques solo en el contexto de protestas, y en más de la mitad de los casos se produjeron agresiones físicas contra profesionales de los medios.
Un punto de inflexión en esta evolución fue la pandemia de la COVID-19. Durante este periodo, los profesionales de los medios estuvieron especialmente expuestos al foco público. Durante las manifestaciones contra las medidas de protección, las campañas de vacunación o las regulaciones gubernamentales, los periodistas se convirtieron cada vez más en blanco de la ira, la desconfianza y las teorías conspirativas. Para muchos manifestantes, los medios de comunicación dejaron de ser vistos como informadores neutrales y pasaron a considerarse parte del “sistema”. En los últimos años, las tensiones sociales, los movimientos populistas y las campañas de desinformación dirigidas han socavado deliberadamente la confianza en los medios de comunicación tradicionales. El discurso de odio en línea actúa como instrumento de movilización y desemboca cada vez con más frecuencia en violencia real y física.
Las medidas de seguridad tradicionales están llegando a sus límites
Para usted, como profesional de los medios, esto significa que la protección de sus colegas, de su infraestructura y, en última instancia, de su trabajo es hoy más compleja que nunca. Las medidas de seguridad tradicionales, como los códigos de acceso, las tarjetas magnéticas o las cámaras simples, están llegando cada vez más a sus límites. Muchos de estos sistemas son estáticos, fáciles de eludir y suelen reaccionar solo cuando el incidente ya ha ocurrido. Los códigos de acceso pueden compartirse, las tarjetas de identificación pueden perderse o utilizarse deliberadamente de forma indebida. En el ajetreo de la vida cotidiana, las puertas quedan abiertas y son atravesadas sin ser vistas por personas no autorizadas.
Incluso las cámaras simples ofrecen solo una seguridad aparente. Graban sin entender lo que ven. Solo posteriormente se revisan las grabaciones —a menudo durante horas — para poder reconstruir un incidente. En situaciones de amenaza dinámicas, como manifestaciones, ataques a vehículos o intrusiones de grupos, un análisis posterior no es suficiente. Los sensores de movimiento suelen provocar falsas alarmas —debido al clima, a los animales o a las sombras— y, por ello, pierden credibilidad. Hasta el 95 % de todas las activaciones de alarma resultan ser falsas, lo que cuesta a las empresas cada año grandes sumas debido a los gastos de intervención y a las interrupciones del trabajo. El personal de seguridad tampoco puede vigilar todas las cámaras al mismo tiempo y depende de la atención humana, que es naturalmente limitada. Los estudios demuestran incluso que los operadores de vigilancia que observan nueve pantallas pasan por alto hasta el 60 % de los eventos relevantes.
Además, muchos de estos sistemas existen de forma aislada unos de otros. Un sistema de cámaras no se comunica ni con el control de acceso ni con la automatización del edificio. Esto genera brechas de seguridad, ya que la información no se integra a tiempo. Mientras las amenazas actúan de forma cada vez más coordinada, las soluciones de seguridad tradicionales suelen funcionar en paralelo, sin una inteligencia común en segundo plano. Especialmente para las empresas de medios, que a menudo combinan edificios extensos, zonas de acceso público y áreas de producción sensibles, esta falta de inteligencia y de interconexión se convierte en un problema.
Entre el mito y la realidad: cómo funciona realmente la videovigilancia con IA
Antes de hablar de arquitecturas de seguridad inteligentes y conectadas, hagamos un pequeño desvío mental. Cuando en Synaedge leemos artículos en los medios sobre videovigilancia con IA, reconocimiento facial o reconocimiento de matrículas, la conversación suele pasar muy rápidamente al panorama general. Sobre vigilancia, control y personas transparentes. A veces da la impresión de que los titulares han salido directamente de un relato distópico, en algún punto entre 1984 y la omnipresente idea de “Big Brother is watching you”.
Muchos entienden la “vigilancia con IA” como un sistema que todo lo ve, que capta cada movimiento, reconoce rostros y sigue a las personas de forma ininterrumpida. El propio término refuerza esta imagen. En realidad, hablamos de un análisis de vídeo con IA basado en reglas: una herramienta que evalúa flujos de vídeo en tiempo real para detectar patrones o eventos claramente definidos. La IA no sustituye a las personas; las apoya proporcionando indicios que, de otro modo, podrían pasarse por alto fácilmente.
Tomemos como ejemplo el reconocimiento facial: muchos imaginan que una cámara sabe automáticamente quién es una persona y la sigue a todas partes. En realidad, la identificación solo puede producirse si un rostro ha sido registrado de forma deliberada y legal. Sin esta referencia, el sistema está ciego. Solo reconoce que la persona tiene un rostro. Nada más. El reconocimiento de matrículas funciona de forma similar: no hay escaneo aleatorio ni seguimiento al desplazarse de un punto A a un punto B, sino una simple comparación con listas registradas. Y el análisis del comportamiento tampoco lee la mente. Solo detecta desviaciones aprendidas del comportamiento normal — por ejemplo, cuando alguien permanece inusualmente mucho tiempo frente a una puerta.
Cómo la videovigilancia con IA protege concretamente a los periodistas
Lo que a menudo suena abstracto se vuelve muy concreto en la práctica: el análisis de vídeo con IA moderna puede proteger específicamente a las redacciones y a los profesionales de los medios al reconocer rostros, matrículas, objetos y patrones de comportamiento en tiempo real, evaluándolos en su contexto y cumpliendo con la normativa de protección de datos.
Un componente central es el reconocimiento facial. A diferencia de la vigilancia masiva generalizada, aquí no se consulta ninguna base de datos de la población. No mantenemos, por tanto, un “quién es quién” secreto de los transeúntes, ni una lista oculta de todas las personas que alguna vez hayan pasado frente al edificio. Incluso las anonimamos. En su lugar, solo se almacenan los rostros autorizados de los empleados y de los periodistas permanentes. Al acceder, la IA comprueba si el rostro de una persona coincide con un perfil almacenado. Si alguien intenta entrar en el edificio con una identificación falsa o una persona no autorizada acompaña a otra autorizada, el sistema detecta la desviación en cuestión de segundos y activa una alerta. Incluso si una persona desconocida permanece durante un tiempo prolongado cerca de periodistas conocidos, esto se registra automáticamente. Un factor decisivo para detectar las amenazas en una fase temprana.
El reconocimiento de matrículas es igualmente importante. Los vehículos de los periodistas pueden registrarse en el sistema para que los vehículos autorizados sean reconocidos automáticamente. Si aparece un vehículo desconocido en las instalaciones o alguien permanece sospechosamente mucho tiempo junto al coche de un periodista —por ejemplo, para fotografiar la matrícula—, el sistema activa una alarma. De este modo, es posible evitar desde el principio los reconocimientos, los bloqueos o los intentos de sabotaje dirigidos.
Además, la IA reconoce objetos típicos que pueden indicar una posible amenaza — como pasamontañas o armas visibles. Este reconocimiento de objetos es especialmente valioso para identificar rápidamente situaciones potencialmente conflictivas en los límites del edificio e informar de forma precisa al personal de seguridad antes de que se produzcan incidentes. Otro componente importante es la detección de grupos. Los modelos de IA pueden detectar automáticamente aglomeraciones o grupos en formación, así como el levantamiento de pancartas y carteles. De este modo se pueden detectar con antelación manifestaciones, bloqueos o intrusiones coordinadas, incluso si inicialmente se desarrollan de forma discreta.
Todas estas funciones actúan conjuntamente como una línea de seguridad invisible y altamente atenta que rodea los edificios, los vehículos y las salas de redacción. En lugar de vigilar todo y a todos de forma permanente, la tecnología funciona de manera basada en reglas, sensible al contexto y precisa. Los periodistas pueden concentrarse en su trabajo, mientras que en segundo plano funcionan sistemas que los protegen específicamente de los peligros reales.
Cómo la IA alivia y agiliza el trabajo de sus equipos de seguridad
El uso del análisis de vídeo con IA no solo cambia la forma en que se detectan las amenazas, sino también la manera en que trabajan los equipos de seguridad en el lugar. En lugar de tener que vigilar durante horas decenas de cámaras al mismo tiempo, el personal puede centrarse en lo que realmente importa: reaccionar de forma rápida y precisa ante acontecimientos concretos.
La IA analiza de forma continua todo el recinto y notifica anomalías en tiempo real, como rostros desconocidos en los puntos de acceso, vehículos ajenos en zonas sensibles o grupos que se forman repentinamente frente al edificio. El personal de seguridad es alertado de inmediato con información clara y precisa. Quién, dónde, cuándo y qué: esta información está disponible de inmediato, sin tener que recopilarla laboriosamente después.
Otra ventaja decisiva es la búsqueda forense rápida. Cuando, después de un incidente, es necesario localizar a determinadas personas, vehículos u objetos, basta con una sencilla búsqueda de texto como “persona con bufanda roja” o “SUV negro” para encontrar todas las secuencias de vídeo relevantes en cuestión de segundos. Esto ahorra un tiempo valioso que, de otro modo, se dedicaría a revisar innumerables horas de grabaciones, justo en los momentos en que se necesitan decisiones rápidas.
Al mismo tiempo, la tasa de errores disminuye considerablemente. Las personas se cansan tras horas de vigilancia frente a las pantallas, mientras que los sistemas de IA permanecen constantemente atentos. Se reducen las falsas alarmas, los eventos relevantes ya no pasan desapercibidos y la coordinación de las intervenciones se vuelve más clara y estructurada. El personal de seguridad se dirige exactamente a donde realmente ocurre algo, no a donde “quizás” podría estar ocurriendo algo.
En resumen: el análisis de vídeo con IA transforma a los equipos de seguridad de guardianes reactivos en protectores proactivos, proporcionándoles las herramientas para actuar con rapidez, precisión y eficiencia.
Conclusión: la tecnología al servicio de la libertad de prensa
Los periodistas no son objetivos. Son la columna vertebral de una democracia que funciona. Su trabajo merece respeto y protección. En una época en la que aumentan las amenazas frente a las redacciones, la desinformación se propaga rápidamente y las fronteras entre el odio digital y la violencia física se difuminan, la seguridad no puede dejarse al azar.
Cuando la videovigilancia con IA protege la libertad de prensa, no lo hace mediante el control, sino a través de estructuras claras y responsables. No se trata de vigilar a las personas, sino de proteger a quienes cada día denuncian injusticias, impulsan debates y defienden los valores democráticos.
El análisis de vídeo con IA moderno no crea personas transparentes, sino espacios seguros. Ayuda a detectar las amenazas a tiempo, antes de que escalen. Alivia a los equipos de seguridad, aporta claridad y precisión, y protege los edificios, los vehículos y, sobre todo, a las personas.
En Synaedge creemos que la tecnología no debe ser lo opuesto a la libertad, sino su escudo. Los sistemas de seguridad inteligentes y conformes con la protección de datos pueden ayudar a que los periodistas realicen su trabajo sin miedo, con la tranquilidad de saber que alguien los protege con ojos atentos.
La libertad de prensa no es un valor abstracto. Vive a través de personas que investigan con valentía, cuestionan con sentido crítico y cuentan las cosas tal como son. Nuestra tarea es garantizar que puedan hacerlo con seguridad.
Fuentes:
Autores:
Anne-Katrin Michelmann
Fecha: 08/10/2025